21 de septiembre de 2017
El día de hoy estaba destinado a recorrer la Big Sur, una de las carreteras panorámicas más bonitas del mundo según dicen. A principios de año hubo un derrumbamiento que obligó a cerrar gran parte de esta carretera, con lo que se nos fastidiaba el plan, pero teníamos que llegar a Los Angeles en coche igual, así que miramos todas las opciones, y como no queríamos perdernos algunos de los pueblos y ver aunque fuera un trozo de la Big Sur seguimos adelante. La I-1 o Big Sur va paralela a la costa y tiene paradas muy interesantes en las que ver playas, puentes, y el paisaje de acantilados. Así que vamos a ver lo que podamos.
Salimos de Santa Cruz y vamos hacia Monterrey. Casi una hora después llegamos a este pueblo desde el que salen excursiones para ver ballenas y delfines. Como os conté en el post anterior la idea era haber hecho una de estas excursiones, pero como fue un cambio de última hora ya no me dio tiempo a cambiar hoteles y todo el monario. Claro, a la hora que llegamos las de primera hora ya habían salido, y las siguientes nos hacían perder media mañana allí, así que simplemente paramos para ver el muelle. El Pier de Monterrey es uno de los más bonitos, entre otras cosas porque puedes ver muy cerca leones marinos, pelícanos…
Las vistas son increíbles y está lleno de restaurantes y tiendas. Estuvimos bastante rato viendo la fauna marina que se concentra allí y tuvimos que irnos porque se nos estaba pasando el tiempo sin darnos cuenta.
Seguimos hasta Carmel by the Sea. Está muy cerca, apenas un cuarto de hora, la odisea fue aparcar porque estaba llenísimo. Encontramos un hueco en una de las calles que bajan hasta la playa y nos fuimos a verla. Es una playa enorme, muy bonita, lástima que hiciera aire y no se pudiera estar bien porque si no seguro que nos quedamos un rato. Empezamos a callejear por este pueblo tan mono.
Parece de cuento, las casas parecen sacadas de un cuento de hadas. Los restaurantes son ideales, eso sí carísimos, no en vano es lugar de descanso de muchas estrellas de Hollywood y gente rica.
Pasamos por una pastelería con una pinta estupenda y no pudimos evitar entrar a comprarnos un pretzel. Estaba buenísimo.
Seguimos paseando y encontramos un pequeño mercado ecológico. No podemos resistirnos a comprar una bandeja de fresas con una pinta estupenda. No soy de comer mucha fruta, pero desde que he llegado a este país me apetece casi cada día. Debe ser para compensar tanta grasuz.
Hay un pequeño parque al lado (sí, en este pueblo todo es pequeño, como de juguete), y nos sentamos en la hierba a comérnoslas. Para mí uno de los placeres de la vida es sentarme en la hierba, qué tontería no? Pues mira, me encanta. Después de este momento amo la naturaleza decidimos irnos que aún nos queda mucho camino por delante.
Hasta aquí hemos ido por la I-1, aunque este tramo no sea el más bonito. Desde Carmel tenemos que volver hasta Monterrey para coger la I-101 que es la carretera por la que nos tenemos que desviar. Tenemos que llegar hasta Cambria para poder subir un trozo de la Big Sur y poder ver la playa de Piedras Blancas. Son dos horas y media de camino. Se hacen un poco pesadas porque tampoco vas viendo nada interesante. Si hubiésemos podido ir por la Big Sur habríamos hecho paradas y habríamos dado menos vuelta, así que menos pérdida de tiempo, pero no hay otra manera de hacerlo. Para llegar a Cambria nos desvía por la carretera 46, y nos quedan 20 minutos para llegar a Piedras Blancas. En este tramo de carretera ya nos vamos dando cuenta de lo que nos hemos perdido. Las vistas son preciosas.
La playa está llena de leones marinos que duermen tranquilamente al sol, de vez en cuando alguno se levanta y da uno de sus gritos, se da media vuelta y sigue durmiendo. Viendo esta imagen es fácil saber por qué llaman a esta playa Piedras Blancas.
Evidentemente no se puede bajar para no molestar a los animales, pero desde arriba se disfruta igual de bien. Además hay un montón de ardillas que se acercan por si tienes comida. Son tan graciosas.
De vuelta paramos en la playa de San Simeón, con otro de esos muelles de madera que tanto me están gustando. Hace mucho aire, pero apenas hay gente y da gusto disfrutar de las vistas y de la tranquilidad. Estamos un rato haciendo fotos y seguimos hacia Solvang.
No sé cómo lo calculé al preparar el viaje pero la verdad es que fue un poco paliza. Quizá es que al tener que hacer este otro camino perdimos mucho tiempo, o es que en cada parada nos pasamos mucho rato, no sé. El caso es que hasta Solvang nos quedaban aún dos horas de camino y claro, llegamos de noche.
Solvang es otro de esos pueblos encantadores que merece la pena una visita. Este pueblo lo fundaron los inmigrantes daneses en 1911, empezó siendo una pequeña comunidad y al final terminó siendo un pueblo al que llegaban muchos europeos. La arquitectura es de estilo nórdico. Hay una réplica de La Sirenita pero no la vimos, y también está el museo de Hans Christian Andersen. Cuando llegamos estaba todo adornado con luces, y aunque tenía mucho encanto nos quedamos con las ganas de verlo también a plena luz del día, así también hubiésemos podido entrar a alguna de sus pastelerías que seguro que nos hubiesen hecho caer en la tentación.
Y llegaba el final de viaje, lo más pesado porque íbamos ya muy cansados, además pillamos un atasco antes de llegar a Santa Bárbara porque estaba la carretera en obras y estuvimos parados un montón de rato. Con las ganas que teníamos de llegar!
Nuestro hotel lo teníamos en Carpintería, a unos 50 minutos de Solvang, intentamos parar en Santa Bárbara para comer algo, pero no vimos nada a primera vista y no teníamos ganas de ponernos a investigar, así que nos fuimos hasta Carpínteria, allí sí que había varios restaurantes abiertos y nos metimos a una pizzería. Cenamos y nos fuimos al hotel que estábamos ya reventados.
CONSEJO: Si vais a hacer este tramo tened muy en cuenta la distancia. Hay más trozo del que parece y se os puede hacer un poco largo como nos pasó a nosotros. Quizá hubiese estado bien parar a dormir antes de llegar a Solvang y al día siguiente seguir. Pero es que todos los días se nos hacían tan cortos…
Mañana por fin llegaremos a Los Angeles pero antes nos quedan unas cuantas paradas muy chulas 😉