Segundo día en Egipto y todavía estaba asimilando la cantidad de cosas que nos habían contado el día anterior. Si tuviera cabeza para acordarme de todo ya sería la bomba, porque era todo tan interesante que no sabéis lo que me molesta olvidarme. Pues haberlo apuntado… pues sí, pero acababa tan cansada que no me apetecía. Qué le vamos a hacer, una es así de estupenda.
Hemos llegado a Edfú. Después de desayunar bajamos de la motonave y nos esperan unas calesas que nos llevarán hasta el Templo de Horus. El paseo es interesante porque ves la vida local. Cosas que chocan como ver una fotocopiadora en medio de la calle o ver que hay mujeres que van tapadísimas y otras que no tanto. Hombres que visten chilaba y turbante y otros que visten con pantalón y camisa. Variedades para todos los gustos.
La llegada al templo es un poco caótica, como ya comenté en el primer post los vendedores pueden ser un poco pesados a veces, y en cuanto te ven bajar de las calesas, que obviamente se ve a la legua que eres turista, ya te acosan. Además lo saben todo, yo creo que ya están de acuerdo con los de los barcos y saben lo que se hace cada día, y esa noche hacían la fiesta de las chilabas, pues ya estaban todos intentando venderte una.
El guía nos decía que no nos parásemos, pero era imposible. Una niña se me acercó a venderme unas pulseras, horrorosas, la verdad, porque llevaban un metal roñoso que te podía contagiar el tétanos por lo menos, pero me decía tres por un euro. Ya sabía que muchas veces mandan a los niños porque así dan más pena y luego el dinero se lo quitan. Y sí, la pobrecica me dio pena porque me miraba con una cara que le dí un euro por una pulsera, y ella insistía que no, que era por tres y me las tenía que llevar. Me las llevé y le dí algo más para que se lo guardara ella. No sé si se lo guardaría o no, pero no pude evitarlo.
De camino al templo otro hombre se me acercó y me dijo que fuese a su tienda que tenía chilabas muy baratas. Le dije luego, que ahora no puedo. Me preguntó el nombre y me dijo luego eh? Y yo si si. Todo esto en perfecto español por cierto, tanto el hombre como la niña.
Llegamos al pilono del templo. El pilono es la puerta principal, los muros que flanquean la puerta y que aquí están especialmente bien conservados. Solo por eso ya es espectacular.
Este templo está dedicado a Horus, el dios halcón y vamos a encontrar relieves y figuras de halcón por todos sitios. Este es uno de los mejores conservados, incluso podemos admirar partes del techo que aún queda intacto.
Otra de las peculiaridades es que conserva en muy buen estado una barca solar. Para los egipcios lo que conocemos como nuestro cielo al morir para ellos lo representaba un río, por eso construían estas barcas que sacaban en procesión con el dios correspondiente en fiestas y utilizaban para los funerales.
Nos llamó la atención este relieve en el que están dos figuras unidas, porque siempre se representan separadas, sin tocarse.
En el templo de Horus es uno en los que mejor podemos ver todas las partes de un templo. El pilono, que son los muros de la entrada, el patio, donde el pueblo presentaba sus ofrendas y que tiene el techo descubierto, la sala hipóstila, la sala llena de columnas que estaba restringida a gente noble, y las dependencias del dios, que son salas donde estaban la barca sagrada, imágenes del dios u otro tipo de ofrendas. Cuanto más alejada de la entrada está la sala más sagrada es, y cada vez son más oscuras.
Al salir de este casi viaje en el tiempo aún iba en la nube de todo lo que había contado Isham, nuestro guía, y de la maravilla que había visto cuando me llaman. Anabel, Anabel. Mi cara de eiiin? Quién me conoce aquí? Sí, era el hombre de antes, el que me había pillado a la entrada para venderme chilabas y que se acordaba de mi nombre y de mi cara! Por Dios!, o por Horus, como se nota que tienen que espabilarse para vivir, es increíble. Bueno, pues fuimos a su tienda y compramos un par de chilabas, porque si no me veo allí todavía regateando .
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Como ya dije madrugábamos bastante, serían las 11 de la mañana cuando volvimos a la motonave. Hoy tocaba navegación de día por el Nilo, porque normalmente el barco viaja de noche. Y fue una de las experiencias que más disfruté de todo el viaje. Era genial mirar todo lo que pasaba en las orillas. Pensar que estás en un río tan famoso, tan exótico… estoy navegando por el Nilo, como en las novelas de Poirot! Me sentía como una de esas inglesas que viajaban en la época colonial. Bueno sí, soy muy fantasiosa, pero yo me lo pasé genial.
Vas viendo los pueblos, que parece que están a medio hacer, porque construyen las casas sin paredes, y conforme las van habitando las van poniendo. Entre las casas bajas sobresalen los minaretes de las mezquitas.
Los niños se acercan a saludar al barco, los agricultores trabajan la tierra con los bueyes, imágenes del día a día a orillas del Nilo. Y no, no hay cocodrilos, desde que hicieron la presa de Asuán no suben por aquí. Aunque tampoco los vi por el sur.
Por la tarde llegamos al templo de Kom Ombo, dedicado al dios Sobek, el cocodrilo. Aquí si que veremos cocodrilos pero momificados. De todos los tamaños. Quizá este templo no sea de los más grandes o más bonitos, pero sí de los más interesantes por la cantidad de curiosidades que alberga.
Entre los relieves encontramos el primer calendario del mundo. Aquí se representaban los meses, las estaciones…
En este templo se acogían enfermos, de ahí que haya relieves donde se ve el instrumental médico que usaban, fórceps, tenazas…
Aquí vemos cómo las mujeres daban a luz, en cuclillas sobre una especie de tarima. Incluso podemos ver algún relieve de la mujer pariendo. Por cierto que en aquel tiempo ya se hacían pruebas para saber el sexo del bebé.
Cómo sabían los egipcios el sexo del bebé durante el embarazo?
Se plantaba trigo y cebada y la mujer embarazada hacía pis encima. Si crecía el trigo era niña, si crecía la cebada era niño. Tardaban unos seis meses en crecer, pero ya lo sabían con antelación y bastante probabilidad de acierto.Si no crecía nada, es que no había embarazo.
También vemos el sistema para que las losas del suelo no se movieran, se insertaba un trozo de madera con forma de mariposa entre ellas.
Este templo cuenta con un Nilómetro, un pozo circular con escaleras que servían para medir las crecidas del rio.
Empieza a atardecer y el sol se va reflejando en las piedras resaltando los colores de los jeroglíficos.
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Y viendo anochecer desde el barco partimos hacia el siguiente templo que veremos mañana, y tocará madrugar mucho. Ya sabéis cuál es? 😉
Un viaje maravilloso, teniamos muchas ganas de hacerlo y vinimos enamorados de tanta historia y belleza junta…..la pena es que solo llevamos 8 dias y nos quedo Alejandria. para el proximo
Si, es un viaje genial. Yo tampoco estuve en Alejandría, pero como tú dices, para la próxima, que seguro que la hay 😀