Días 19 y 20 de junio
En este post os cuento el final del viaje, nuestros dos últimos días, o día y medio para ser exactos. Vamos allá.
Empezamos el día con un desayuno en la Granja Stoglej de los buenos. Pero buenos de calidad.
Hacía tiempo que no bebía una leche tan rica, tan natural. Desde que iba al pueblo de pequeña que traían la leche de la vaquería directamente no la había vuelto a probar igual. Se nota que aquí tienen las vacas en casa porque todos los productos lácteos que nos puso eran caseros y de leche natural. Yogures, requesón, leche… El embutido estaba buenísimo, y no digamos la miel, que por cierto, no sé si lo he comentado pero en Eslovenia hay mucha miel natural y de calidad. Así que con el atracón que nos pegamos hoy tampoco comemos jajajaja.
Después de despedirme de mis amigas las vacas y de la tranquilidad y el precioso paisaje comenzamos la ruta de hoy que nos llevará hasta la zona de costa. La poca que tiene Eslovenia.
De camino a nuestra primera parada de hoy nos encontramos con esta pequeña iglesia en medio de las montañas. Iglesia Sv. Ahacija, en Kalise. Así es Eslovenia, imposible no parar en el trayecto a alguna parte, siempre hay algo que te llama la atención.
Como veo que vamos bien de tiempo nos acercamos a Skofja Loka, una pequeña ciudad medieval con mucho encanto. Aparcamos en una zona que hay junto a un supermercado y unos edificios altos. Desde aquí solo tenemos que cruzar el puente que nos llevará al casco histórico de la ciudad, declarado monumento histórico desde 1987, y empezar a perdernos por sus calles y plazas.
Es una ciudad donde hay mucha artesanía, y vemos algunos talleres donde tallan madera y solo la puerta ya es impresionante.
Se puede visitar el castillo, pero no subimos porque si no no daba tiempo de hacer las siguientes paradas.
Donde sí que disfrutamos fue en la plaza Stari Trg, rodeada de edificios de colores y algunas con frescos en las paredes.
Como estamos cerca de Ljubljana encontramos muchos supermercados y aprovechamos a entrar en un Hofer, que es parecido al Aldi, y compramos algún zumo y alguna cosa por si nos entra hambre.
Seguimos hasta el castillo de Predjama. Este castillo del siglo XII es diferente por estar incrustado en la roca, y la verdad es que es muy pintoresco. El paisaje tampoco desmerece, rodeados de rocas y árboles solo esperas que salga el dragón en cualquier momento.
El castillo puede visitarse, la entrada cuesta entre 14 o 15€ dependiendo de si es temporada baja o alta. Nosotros no entramos porque había leído que no merecía mucho la pena, y la verdad, tampoco me llamaba la atención, pero bueno, como siempre digo, lo que a uno no le gusta a otro le encanta así que cada uno haga lo que le apetezca 😉
Estamos muy cerca de las cuevas de Postojna, las más turísticas de Eslovenia, y se nota porque por esta zona no dejamos de encontrarnos autobuses llenos de japoneses y demás visitantes del mundo.
Las cuevas de Postojna tienen fama de ser de las más bonitas del mundo, y las de más extensión. Pero como cuevas de ese tipo, es decir, de estalactitas y estalagmitas, con lagos y todo eso ya habíamos visto unas cuantas en otros sitios decidimos ir a las cuevas Skocjan, algo menos famosas pero igual de impresionantes.
La diferencia es que aquí no verás las típicas cuevas, sino un cañón subterráneo gigantesco.
Las entradas de ambas son caras, nos costó 20€ a cada uno, pero merece la pena.
Las visitas son guiadas obligatoriamente, pagas la entrada, esperas a que te recoja un guía y te llevan andando hasta la entrada real de la cueva. Es un tramo de unos quince minutos entre el bosque. Una vez en la entrada te separan en dos grupos y ya empieza la visita. Te explican cómo se ha formado, cómo la descubrieron, los sitios por dónde se pasaba antes de que estuviera hecho el camino tan cómodo por el que ahora vas, y la verdad, se ponen los pelos de punta de pensar que tenías que pasar por esas escaleras empinadas junto a las paredes. La visita es en inglés, y con lo poco que iba pillando de algo me enteraba 😅
Vas viendo el río con toda su fuerza entre las paredes de la cueva, y la verdad, es espectacular. Como no puedo decir cuál de las dos cuevas elegir para visitar os diré que si podéis vayáis a las dos. Skocjan desde luego es una visita diferente totalmente. No se puede hacer fotos dentro, así que tendréis que ir y vivir la experiencia.
✅ Cuando sales tienes tres opciones. La primera, volver andando a la zona donde compras las entradas por el camino corto.
La segunda, volver por el camino largo en el que vas a ver un trozo más de cuevas y el río entre estas rocas Kársticas tan espectaculares.
Y el tercero es hacer por tu cuenta otro tour un poco más largo y para el que tienes que comprar la entrada junto a la de la cueva.
No la hicimos por falta de tiempo, pero la verdad es que debe valer la pena a juzgar por lo poco que vimos al salir por el camino largo.
⚠️ Si vais a visitarlas en verano llevad una chaqueta, aunque sea fina, porque dentro hay una temperatura siempre de 10 grados. Tened en cuenta que el suelo es resbaladizo porque suele estar mojado, y que hay escalones estrechos en algunos tramos que pueden ser más complicados para ir con niños o personas mayores. Tampoco creáis que es algo tan difícil, solo que hay que estar atentos dónde se pisa.
Y ya empezamos el tramo final del viaje, nos vamos a terminar en la costa, vamos a Piran.
Esta zona al estar tan cerca de Italia veréis que tiene mucha influencia de este país.
Piran es un pequeño pueblo costero donde está prohibido entrar con coche excepto que vivas allí. Puedes entrar un máximo de 15 minutos para descargar maletas o lo que sea y vuelves a salir, si te pasas de tiempo te multan. Hay una garita a la entrada del pueblo con unas barreras dónde controlan las entradas y salidas.
Dónde aparcar en Piran.
Hay varios aparcamientos grandes de pago. Cuanto más cerca está más caro es. Normalmente cuando reservas hotel o apartamento te dicen que puedes aparcar en Arze o en Fornace . Desde los parkings tienes autobuses gratuitos que te llevan al centro del pueblo, o eso dicen, porque luego veríamos que el bus solo iba al parking Fornace. Por la mañana preguntamos en la oficina de información por si había algún bus que nos llevara al Arze pero la chica puso cara de qué me estás contando loca. Allí no va ni dios.
Nosotros fuimos directos al parking Arze porque era más barato que el otro. pero antes de entrar nos dimos cuenta que en la calle había coches aparcados y no había que pagar. Miramos bien para asegurarnos y oye, como tuvimos la suerte de ver un hueco allí nos metimos.
Esto tuvo sus ventajas y desventajas. La ventaja es que nos ahorramos los 12 € diarios que costaba. Tampoco vimos ningún autobús que saliese del parking hacia el pueblo.
Estuvimos mirando y estábamos relativamente cerca, lo malo es que hacía calor, lo bueno que íbamos cuesta abajo, y claro, al día siguiente la cuesta tocaría subirla. En fin, a estas alturas de viaje qué queréis que os diga, que si nos ahorramos 12 € pues mejor. Así que cogimos las maletas y china chano nos vamos hacia los apartamentos Piranika que es donde íbamos a pasar la noche. Nos costó llegar unos 15 ó 20 minutos, no es mucho si no fuera porque llegamos sudando como pollos, pero es que se nota que ya habíamos bajado de las montañas, aquí se nota más calor y más humedad.
El apartamento está muy céntrico, muy limpio, pero no tiene cocina, es como una habitación de hotel. Lo único malo es que no tenía ningún sitio para dejar las maletas al día siguiente, pero nos apañamos bien, luego os lo cuento.
Nos duchamos y nos vamos a pasear por este pueblo que nos va a encantar. Está super animado, hay bastante gente. Me encantó la plaza Tartini, rodeada de casas color pastel y ese campanario de influencia veneciana.
Subimos hasta la iglesia de San Jorge desde donde podemos ver la plaza.
Luego bajamos por unas escaleras estrechas y escondidas que encontramos más adelante y fuimos a parar a esas callejuelas que me encantan.
Debe ser donde no llega tanto turismo porque no estaban tan arregladas, pero precisamente por estar más destartaladas le dan más personalidad. Quizá es la verdadera alma del pueblo.
Salimos hacia el paseo marítimo, todo lleno de restaurantes, y la verdad, teníamos ya hambre, así que buscamos un sitio para sentarnos. No fue fácil porque había bastante gente y algunos sitios eran muy caros, se nota que estamos en la zona de vacaciones.
Nos sentamos en la terraza de una pizzería y pedimos una bandeja grande de pescados. Estaba buenísima.
Al terminar nos vamos andando hacia el final del paseo, o lo que creíamos que era el final, pero resulta que sigue, y allí hay más restaurantes y por supuesto sin tanta aglomeración de gente.
Empezaba a atardecer y nos sentamos a tomar un cóctel frente al mar y cuál es mi sorpresa cuando veo algo que salta en el mar. Era un delfín? Cómo va a ser un delfín. Que sí que sí, que me parece que ha saltado algo, mira mira. Siiiiiiii! Hay delfines saltando! Muero de amor, qué más me va a regalar este país? No había mejor manera de pasar nuestra última noche en Eslovenia. ❤️🐬
Estuvimos un rato más dando una vuelta y nos fuimos a descansar que estábamos ya reventados.
A la mañana siguiente nos levantamos pronto. Teníamos que dejar la habitación a las 11, pero nos dio tiempo de ir a comprar algo para desayunar en una panadería y dar otra vuelta por el pueblo, ahora mucho más tranquilo que por la tarde.
Volvimos a por las maletas y tocaba subir a por el coche. Para no ir cargados cuesta arriba, yo me esperé en un banco tan ricamente viendo el mar y la gente bañándose mientras mi amigo subía a por el coche. Cuando llegó a la entrada cargamos las maletas y nos fuimos. Y así es como nos ahorramos pagar el parking en Piran, aunque la verdad, tuvimos mucha suerte de encontrar sitio en esa calle.
Como teníamos tiempo antes de irnos hacia el aeropuerto, nos fuimos a Izola, otro pueblo costero también muy bonito.
Aquí sí que se puede entrar con el coche, eso sí todo todo todo es de pago. Así que, como siempre, nos alejamos para intentar encontrar un sitio donde dejarlo sin pagar, y lo encontramos. Tuvimos que andar un poco más hasta el centro del pueblo pero solo fueron unos diez minutos, además gracias a eso pasamos por un restaurante que nos llamó la atención para comer y menudo acierto! El mejor italiano que he probado nunca fuera de Italia, y de algunos de dentro. Buenísimo. Apuntadlo por si vais, se llama Gostilnica Gust.
Antes de ir a comer estuvimos dando una vuelta por el pueblo, incluso nos sentamos a tomar el sol en “la playa”. Lo pongo entre comillas porque las playas aquí no son como las que conocemos de arena, sino que suele haber una zona de hierba y unas escaleras en las rocas para que puedas bajar a bañarte. Yo no me animé a bañarme, notaba el agua muy fría y soy muy cobardica para eso, pero bueno. El agua estaba buena, eso sí con miles de medusas, pero según decía la gente acostumbrada a bañarse allí no picaban. Y allí estaban todos, personas y medusas tan ricamente.
Nos tomamos la Radler y el Aperol de rigor disfrutando de las vistas y deseando que no acabaran las vacaciones, pero por mucho que pidas el tiempo pasa igual y llegaba la hora de irse a comer, y de poner rumbo a Venecia para coger el avión.
Y así termina un viaje a un país por descubrir, que me ha dejado con ganas de más, de descubrir más ciudades, pueblos, y naturaleza. Con ganas de relajarme un día entero en alguno de sus lagos, de seguir probando su comida y de disfrutar viendo más vacas.
Puedo decir que Eslovenia me ha enamorado, y si todavía no lo tenéis en vuestra lista de viajes apuntadlo porque os va a sorprender.
Si queréis ver más podéis ir a las historias destacadas de mi cuenta de Instagram y ver los videos 😉
Gracias EsLOVEnia por todo y a ti por leerme 😉