Hoy ha salido el día nublado y lluvioso, es lo que tiene el norte, que hace este tiempo tan variable y pasas de ir en tirantes a que te falte ropa para ponerte. Aun así esas nubes bajas que tapan las torres de las iglesias, las calles mojadas en las que se reflejan las luces, no le quitan ningún encanto a esta ciudad que me está gustando cada vez más.
Hoy empezamos paseando por la iglesia de las Carmelitas, que aunque parece un solo edificio en realidad son dos pegados, las Carmelitas y la iglesia do Carmo. La fachada lateral de ésta última está recubierta de azulejos y es de estilo rococó, diferenciándose de su vecina que tiene una fachada de hormigón algo más sencilla.
De allí nos vamos a ver la torre de los Clérigos, la más alta de Portugal y a la que se puede subir para disfrutar de unas maravillosas vistas de la ciudad, pero como he dicho antes, había algo de niebla, y lo dejamos porque seguramente no habríamos visto mucho. Queda pendiente para otra vez. Siempre busco excusas para volver a los sitios que me gustan. No os pasa lo mismo?
Esta zona me gustó mucho, por aquí vimos algunos comercios emblemáticos de la ciudad, como la Casa Oriental, fundada en 1910. Comercios como este, en el que venden un poco de todo veréis muchos por Portugal, y lo que más me gusta es que conservan el encanto de la época en que se fundaron, no han intentado modernizarlos ni nada.
Aquí cerca, en la plaza, podemos visitar la librería Lello e Irmao, considerada una de las más bonitas del mundo. No sé cuáles serán las otras, pero esta desde luego es una maravilla. Aunque hay muchísima gente, sobre todo amontonada en la puerta para intentar hacer alguna foto ya que dentro está prohibido, merece la pena entrar y dar una vuelta. Los vigilantes están al acecho por si intentas hacerte el listo y echar una foto, ya vi que a más de uno le pillaban con las manos en la masa y les caía una buena bronca. Dicen que aquí se rodaron algunas escenas de la película Harry Potter, pero no es cierto, se grabaron en un estudio y se inspiraron en ésta para recrearlo. Sabías que J.K Rowling vivió durante dos años en Oporto? No me extraña que se inspirara en esta belleza.
Muy cerca de aquí, en la calle Galerias de Paris, encontramos la tienda A Vida Portuguesa, que ocupa un local del año 1886 que fue La Fábrica e Armazem de las Carmelitas, Fernandes Mattos. Lo que venden está muy bien, hay de todo, desde juguetes antiguos a latas de sardinas, de carteles vintage a cerámica. Pero lo mejor es entrar para admirar el interior de la tienda, que conserva los antiguos muebles, las escaleras de madera y toda la pared de lo que debieron ser en otro tiempo las oficinas con sus cristaleras y paneles de madera.
Seguimos caminando por las callejuelas disfrutando de escaparates y tranvías, parece que hayamos retrocedido unos años en el tiempo y llegamos al mercado de Bolhao. Antes de entrar no puedo evitar entrar a la Confeitaria do Bolhao a comprarme un pasteis de nata. Esta pastelería permanece casi intacta desde 1896, cuando la gente rica paraba aquí a desayunar antes de entrar al mercado. Los dulces que tienen en Portugal son los mejores del mundo mmmm.
El mercado de Bolhao es sencillo, pero venden un poco de todo, los puestos de flores le dan el toque de color, hay puestos de comida y de animales, otros en los que puedes tomarte un vino y una tapa. Anuncios antiguos de azulejos en la pared que me encantan.
Y restaurantes. Son puestos pequeños pero no hace falta más para poder degustar su exquisita comida. Y aquí es cuando os recomiendo que no dejéis pasar la oportunidad de comer un día en el mercado. Comimos muy bien, y muy barato! El pescado fresquísimo y buena cantidad en los platos, sin duda repetiría otra vez.
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Seguimos callejeando, que es lo que más me gusta hacer por las ciudades, perderme. Aunque eso es fácil, me pierdo siempre… Pero me gusta descubrir cada rincón, ver los escaparates, fijarme en las fachadas, en los pequeños detalles, siempre se descubre algo. Como esta tienda que estaba ya cerrada, casi diría que abandonada, pero conserva las letras en la fachada de lo que algún día debió ser un almacén en todo su esplendor.
Yo iba buscando una panaderia que se llama Casa de Lo en la que leí que hacían el mejor pao de lo de todo Oporto. Está en la travessa de Cedofeita 20b, y es una de las panaderías más antiguas de Portugal, todos los muebles que conservan a la entrada son originales. Se dice que en la caja fuerte guardaban los pesos con las medidas justas para hacer el perfecto pao de lo. Tuvimos la mala suerte de que ya no tenían este dulce, que es un bizcocho muy esponjoso, pero probamos otro sentados en su patio interior que estaba muy rico también. El pao de lo tuvimos ocasión de comprarlo otro día en Aveiro, y desde luego es de lo mejor que he probado en mi vida. Tan suave, tan esponjoso que se te deshace en la boca. No dejéis de probarlo, os encantará.
Otra de las cosas que no podéis dejar de hacer en Oporto es ir a ver atardecer desde el puente Luis I. Este puente que es inevitable que veáis un millón de veces, fue construido por un socio de Eiffel y se inauguró en 1886. Consta de dos niveles, el de abajo por el que pasan coches y peatones, y el más alto por el que pasa el tranvía y los peatones. Desde aquí arriba se tienen unas bonitas vistas de las dos orillas, por un lado Vilanova de Gaia con sus bodegas y rabelos, por el otro Oporto con sus casas de colores y tejados rojos que con la caída del sol intensifican su colorido. Como a nosotros nos pilló nublado no pudimos disfrutarlo mucho, pero aún así las vistas son magníficas. Desde la parte de abajo, si vais en verano, seguro que véis gente saltando al río, muchas veces son niños o jóvenes que luego pasan a pedir dinero.
Después de esto, fuimos a cambiarnos y salimos a cenar y a seguir descubriendo locales con mucho encanto, de esos que Oporto tiene tantos. Entramos a uno que tenía unas cortinas de terciopelo enormes detrás de la puerta, parecía que entrabas a un puticlub, pero una vez dentro era un local enorme, con muebles antiguos, o viejos, según se mire, una barra larguísima y música de jazz. Me gustó muchísimo poder encontrar un bar que no pusieran la típica música de chunda chunda. También fuimos a alguno de esos, pero era música muy chula, muy diferente de la que a veces ponen por aquí que es más machacona o de pachanga. No sé, será que Oporto me estaba gustanto tanto que todo lo veía bien.
Así que ya sabéis, no os perdáis esta fantástica ciudad, sobre todo si sois fans de lo vintage, de las cosas antiguas, de la arquitectura, de la buena comida… porque os va a encantar. Ahora mismo me iría a pasar unos días para volver a pasear sin prisas por sus calles y seguir descubriendo locales y rincones, que tiene muchos, porque Oporto es una ciudad con muchísima vida.
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Yo también estoy enamorado de Oporto y Portugal. Tienen una personalidad única.
En Oporto no olvides visitar el histórico «Café Majestic» en Rua Santa Catarina.
Fundado en 1921, conserva intacta toda la decoración y elegancia de la Belle Epoque.
Es cierto, se me olvidó mencionarlo, pero como no pude entrar no lo tenía tan presente.. Sorry 🙂