Qué hacer un día en Nápoles

En esta escapada combinamos Nápoles con dos de sus islas menos conocidas, Ischia y Procida,de las que os hablaré en otro post.

Nuestro itinerario fue el siguiente:

Sábado – Llegada a Nápoles, pasamos la noche allí, en el hotel Al 68 piazza cavour 87,50 € DI

Domingo – Ferry a Procida, después a Ischia y dormimos en el Hotel Pineta, 44,10 DI.

Lunes – Pasamos el día en Ischia y nos vamos en el ferry a Nápoles donde pasamos las dos noches siguientes. B&B La Dimora del Conte 2 noches 144 € DI

Martes – Nos vamos a Herculano y Pompeya

Miércoles – Aeropuerto y vuelta a casa

Este viaje al principio estaba preparado para tres, así que las habitaciones eran triples. Al final uno no pudo venir pero solo pudimos cambiar el hotel de Ischia, por lo que las otras dos nos salieron un poco más caras para dos personas. Aún así, estaban muy bien de precio. Más adelante os hablo de los hoteles. Todos están en Booking donde reservo siempre. En mi cuenta de Instagram tenéis todas las historias destacadas de este viaje donde podréis ver videos y más información.

Llegamos a Nápoles por la mañana, sobre las 9,30, lo que nos dio mucho tiempo para conocer esta fantástica ciudad. Al menos a mí me lo pareció. Creo que es una de esas ciudades que o la amas o la odias. Vale sí, es sucia, caótica, tiene edificios viejísimos y dejados, pero creo que todo esto es lo que le da personalidad. A pesar de todo eso sus calles adoquinadas, sus casas de color ocre, la ropa tendida en la calle, la motos acechando tu vida…

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Y un ambientazo por la noche y por el día en la calle increíble. Mercados, tiendas, terrazas… siempre pasa algo en Nápoles. Y ya no hablemos de la comida, bueno sí, hay que hablar. Buenísima la pasta, la pizza napolitana, algo diferente a las de otros sitios. Aquí se dice que inventaron la pizza, la margarita, por la visita de la princesa Margarita. Querían hacer algo especial y un panadero inventó este plato con los colores de la bandera italiana, tomate rojo, mozzarella blanca y albahaca verde. Muy sencilla, pero triunfó por lo visto. A todo esto hay que añadir los dulces. Increíbles, orgásmicos. Creo que no he visto nunca una ciudad con tantas pastelerías. Babeando cada dos pasos iba yo.

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En este post os contaré qué hacer en Nápoles en un día, o mejor, lo que nosotras hicimos, porque supongo que cada uno tiene sus prioridades.

Llegamos al aeropuerto y nos fuimos a coger el bus que te lleva al centro. Para cogerlo hay que salir del aeropuerto y seguir las indicaciones donde pone Alibus. Puedes comprar el billete en el mismo bus, cuesta 5 € y te deja junto a la estación de trenes en Piazza Garibaldi, en el Muelle Angionino o en el Beverello. Los autobuses salen cada 15 o 20 minutos desde las 5,45 hasta las 23,45. Aunque el día que llegamos estábamos tanta gente que en cuanto se llenaba el bus se iba, había dos o tres seguidos.

Nos fuimos al hotel para dejar las maletas. Para esta noche reservamos a través de Booking en Al 68 Piazza Cavour. Es un b&b situado en una casa antigua típica napolitana, con su patio interior al que dan las entradas de otros comercios. El sitio estaba genial, muy céntrico, enfrente del museo arqueólogico y la parada de metro Museo. Por cierto que la línea 1 del metro de Nápoles tiene algunas estaciones muy interesantes, merece la pena ir a verlas. Una de ellas, la estación de Toledo, fue considerada por el Daily Telegraph la más bonita del mundo en el año 2012. Por 1,50 que cuesta el billete te la vas a perder?

Después de dejar las maletas y coger el plano con todas las recomendaciones que nos había dado el chico del hotel, muy majo por cierto, nos fuimos a callejear por Nápoles.

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A mí me encanta ese ambientillo decadente de la ciudad, así que estuve haciendo fotos a casi todas las fachadas jajaja. Nos fuimos hacia Vía Tribunale, una de las calles más céntricas y con más movimiento que vimos. Estuvimos preguntando los horarios para entrar a ver el Nápoles subterráneo, pero ya no nos iba bien de hora, así que lo dejamos pasar, pero parece una visita muy interesante por si la queréis hacer. La verdad es que habíamos madrugado mucho, nos levantamos a las cuatro de la mañana para ir al aeropuerto,y aunque era pronto estábamos muertas de hambre, así que nos metimos a comer a la Trattoria da Carmine, en Piazza San Gaetano, que nos habían recomendado en el hotel. Nos dijo que iba solo gente napolitana y que era muy buena. Estando en la zona más turística dudé un poco, y desde luego no había solo gente napolitana, había de todo, pero la verdad es que comimos muy bien y bien de precio.

Al salir no pude resistirme a probar un sfogliatelle. Un pastel de hojaldre megacrujiente relleno de una crema de requesón que estaba divino. Qué cosa más rica!

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Seguimos paseando por las calles más céntricas y fuimos hacia el mercado de Pignasecca. Ya casi no quedaban puestos porque eran las dos o más, pero aun así había un ambiente muy auténtico.

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En Nápoles a veces parece que hayas retrocedido en el tiempo. Como en el Quartieri Spagnoli, que fue nuestra siguiente visita, y ves a la gente sentada en la puerta de su casa en bata tomando la fresca, los vecinos hablando desde los balcones, o el frutero pesando la fruta que alguien le pide desde una ventana.

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✅ Al quartieri Spagnoli fuimos por la tarde pronto porque leí que por la noche puede ser algo peligroso, pero la verdad que por el día tiene un ambientazo increíble. También hay muchas trattorias que tienen muy buena pinta, me quedé con las ganas de probar alguna, pero ya no pasamos más por allí.

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Fuimos hasta la plaza Plebiscito, pasando por toda la zona comercial. Junto a la plaza está la cafetería Gambrinus, del año 1860. Había tanta gente que solo entramos a mirar porque es muy bonita, pero no nos quedamos a tomar nada.

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Pasamos también por las galerías Umberto I, un edificio gemelo al de Milán, galerías Vittorio Emmanuelle. Es precioso, los dos lo son.

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Estando por allí decidimos coger un funicular para subir al Mirador de San Martino. Cogimos la línea Centrale desde la parada Augusteo hasta Fuga, luego hay que seguir las indicaciones para continuar andando. La idea era subir al mirador sin entrar al castillo, pero una vez allí me di cuenta que las mejores vistas debían ser desde el castillo de San Telmo. Quería ver Spaccanapoli desde arriba, es una calle completamente recta que parte a la ciudad en dos.

Así que preguntamos cuánto costaba la entrada al castillo, y la sorpresa fue que como ya eran más de las 5 costaba la mitad de precio, 2.50€ Pues venga, para dentro.

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El castillo más bien es una fortaleza, muy sobrio, pero las vistas son estupendas, podemos ver toda la bahía de Nápoles, el Vesubio, y por supuesto Spaccanapoli. Es una tontería pero me hacía ilusión. Es muy chulo ver cómo queda partida en dos la ciudad por una calle.

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Al salir del castillo dimos una vuelta por la zona de Vomero, que es donde te deja el funicular. Esta zona es más moderna, parece que sea otra ciudad diferente al Nápoles que habíamos visto hasta el momento, mucho más “parisina” por así decirlo. Una zona burguesa con palacetes y casas señoriales. Tomamos un helado y volvimos a bajar en el funicular.

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Nos fuimos andando hasta la capilla de San Severo. En esta capilla está la escultura del Cristo Velado, una magnífica talla de mármol de un cristo yacente con un velo por encima. La gracia está en que el velo está tallado también, con una delicadeza que realmente parece que sea una tela. Es impresionante. En la misma capilla hay otras esculturas con velos o redes que realmente parecen hechas de tela y no talladas en la piedra. No os la perdáis porque es preciosa. Hay que pagar una entrada de 7€ y hacer cola porque la capilla es pequeña y la entrada es limitada. Pero el precio y la espera merecen la pena. Os dejo el enlace con el precio actualizado, que he visto que pone 8€, horarios y la dirección. Además como dentro no se pueden hacer fotos así os hacéis una idea.

Seguimos callejeando y nos fuimos hasta Via San Gregorio Armeno donde están las tiendas de los Belenes. Es curioso ver una calle entera dedicada a pesebres y adornos navideños en pleno mes de junio.

Estábamos cansadas y nos merecíamos nuestro Aperol jajaja, así que nos sentamos en un bar muy mono que nos encontramos de casualidad. Se llama Shanti, en via G. Paladino 56/57

Ya teníamos hambre porque habíamos comido muy pronto, la verdad es que madrugar tanto te descontrola el día y los horarios, así que nos fuimos a cenar a una pizzería que nos había recomendado el chico del hotel. Buenísima. Realmente solo había gente local, y mayores todos, eso me llamó la atención. Con mayores me refiero a más de 60. Así que sí, debe ser un sitio con solera. El local lleva abierto más de 100 años, así que garantías de que la comida está buena hay no? Pizzeria Capasso, via Porta San Gennaro, 2.

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No probé las típicas de Gino Sorbillo ni Di Matteo porque era imposible entrar, unas colas que no acababan. Yo la verdad, para estar esperando solo porque tengan mucha fama, paso. Estoy segura que hay muchas pizzerías en Nápoles que son tan buenas o mejores que esa. De hecho creo que Capasso debe ser igual o mejor que las otras. Además son muy amables, no tienes que esperar colas y es barata.

✅ Por si alguien no lo sabe, la pizza de Nápoles es diferente a las que se suelen comer en el resto de Italia, no son las de masa fina, son con masa más gorda. Hay a quien no le gustan tanto, a mí la verdad es que me encantaron, pero es que muy mala tiene que ser una pizza par que no me guste 😅

Además la teníamos muy cerca del hotel, así que como ya estábamos reventadas nos fuimos a descansar. Al día siguiente tocaba madrugar que nos íbamos a las islas, pero eso os lo cuento en otro post.

Como he dicho al principio, después de estar en las islas volvimos a dormir a Nápoles dos días. El día que volvimos de Ischia nos pilló lluvia y fuimos directamente a dejar las maletas al otro hotel en el que estuvimos. La Dimora del Conte, también en una casa antigua. Está genial, muy bien por dentro, todo nuevo, y la chica muy amable. Queríamos haber aprovechado a bajar hasta el Castel dell’Ovo, pero ya no nos daba tiempo, era tarde y lo íbamos a encontrar cerrado. Este día fuimos a cenar a una trattoría de Via Tribunale que nos pillaba bastante cerca. Era un sitio muy pequeño, pero la verdad es que la comida estaba rica. Se llama Trattoria da Carmela.

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El día que volvimos de Nápoles y Pompeya cogimos el metro de la línea 1 y bajamos en la parada de Toledo, la que antes os comentaba que es tan bonita. Y ahí estuve subiendo y bajando escaleras para admirarla jajaja. La verdad es que es muy chula.

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En esta línea casi todas las paradas tienen esculturas o alguna cosa. La otra parada que me encantó es la de Universidad, además como fuimos el domingo por la mañana estaba vacía, así que pudimos hacer fotos y disfrutarla con tranquilidad.

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✅ Os recomiendo comprar un billete, si no lleváis bono de transporte, y meteros al metro a ver las estaciones, al menos la de Toledo y Universidad. Puede ser un buen plan B si llueve, hace mucho frío o mucho calor.

Nuestra última noche volvimos a cenar a Via Tribunale y entramos en un restaurante que me llamó la atención por la decoración, I Gerolomini, además tenía unos flamencos en la puerta así que tenía que estar bien jajaja.

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Cenamos genial, pedimos varias cosas para compartir, una ensalada de mozzarella y tomate, unos calamares y un plato de ñoquis. Todo delicioso. En Via Tribunale 287.

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La verdad es que Nápoles me ha sorprendido, estuve hace muchos años pero de pasada y no me esperaba que tuviese tanta vida, tanto ambiente. Por la noche hay mucha gente en la calle, en las terrazas o tomando algo en las puertas de los bares, da igual que sea sábado o martes, en Nápoles siempre hay movimiento, al menos en esta zona que estuvimos.

Me quedé con ganas de estar al menos otro día más para poder ver todo lo que me quedó pendiente o seguir callejeando. La visita a Pompeya y Herculano os la contaré en otro post, pero estuvimos allí hasta las seis de la tarde que es cuando cerraban así que a la vuelta tampoco es que pudiésemos aprovechar mucho, pero cuenta como otro día en Nápoles, por lo que yo os recomendaría dos días en Nápoles y otro más si queréis hacer la excursión a las ruinas. Si hubiese tenido un día más me habría dado tiempo de ver el Museo Arqueológico, el Castel dell’ Ovo, el Castel Nuovo, la zona del puerto, y quizá hacer alguna de las excursiones al Vesubio.

Habrá que pensar en otra escapada 😉

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