Primer día en Lisboa

 

Llegamos a Lisboa, tenemos cuatro días por delante para disfrutar de esta ciudad. Llevamos claro los sitios que queremos ver pero no un plan fijo de lo que vamos a hacer, así que nos dedicamos a callejear, que en Lisboa, como en muchas ciudades, es lo mejor que puedes hacer, perderte por sus callejuelas, disfrutar de sus miradores, coger algún tranvía…

Lo primero es ir a desayunar. Normalmente no perdono el desayuno y aquí menos todavía, porque hay alguien que pueda resistirse a los dulces portugueses? Yo no. Así que nos vamos a una de mis pastelerías favoritas, la pastelería Suiça. Allí tomamos un zumo y un Pao de Deus, que es como un bollo con coco. Ya se me hace la boca de agua solo de acordarme.

Pasteleria Suiça

Una vez que hemos cogido fuerzas y con las ganas de haberme comido media pastelería, empezamos a callejear. Nos vamos por la Rua Augusta, que es la que va directa a Praça do Comerço, mirando tiendas antiguas que aunque cambian el tipo de productos que venden guardan todo su encanto, no se las cargan para hacerlas modernas, y eso es algo que admiro de muchas partes de Europa.

Lisboa

A mitad de calle nos encontramos un centro de exposiciones en el que hay una exposición de sardinas. De sardinas? Pues si. Nos llama la atención y entramos. Cuando vayáis a Portugal, y sobre todo en Lisboa, os encontraréis millones de recuerdos basados en la sardina. Al ser una conserva tan típica de aquí hacen recuerdos muy monos con ellas. En la exposición vemos sardinas hechas de cristal y otros materiales, y dibujos. Imaginación al poder, aquí hay de todo. Me encanta, la verdad que ha sido una sorpresa y tengo ganas de llevarme mi sardina para casa  🙂

Lisboa Lisboa
Lisboa Lisboa

Seguimos andando hacia la Praça do Comerço, una de mis favoritas. Me encanta la amplitud que tiene y esas escaleras que acaban en el río.

Praça do Comercio

Nos vamos hacia el Castelo de San Jorge. Empezamos a subir las calles empinadas que llevan hasta él, hace un calor de morirse, de verdad, si podéis evitarlo no vayáis en pleno verano…

Lisboa

Lisboa

Todas las calles tienen el encanto lisboeta de la decadencia, de la dejadez, pero siempre con ese no sé qué que hace que te encante. O eso o la odias. Creo que Portugal crea ese efecto. Yo soy de las que me encanta. Total, que llegamos al castillo y hay gente para exportar, una fila que da la vuelta a la calle. Decidimos que no vamos a esperar, que ya volvemos otro día o lo dejamos. Yo había estado ya hace unos años, y os puedo asegurar que la visita merece la pena, aunque solo sea por las vistas de la ciudad. La visita os puede llevar unas cuantas horas, hay bastante que visitar por dentro, así que tened en cuenta que si vais temprano mejor, para evitar colas. Otra opción es ir por la tarde y aprovechar para ver el atardecer desde allí arriba. Y si no es sábado o domingo mejor, porque nosotros fuimos en sábado y creo que por eso había tanta gente.

Así que en vista del éxito vamos callejeando por el barrio do Castelo, tomamos algo en una tienda-bar que encontramos sitio porque nos estamos deshidratando. Y seguimos hasta la catedral. La catedral de Lisboa es el monumento más antiguo que tiene la ciudad, data del año 1147 y ha sobrevivido a varios terremotos, así que podemos decir eso de ya no se construye como antes jajaja.

Catedral de Lisboa

Entre tranvías amarillos y empinadas calles llegamos al Mirador de Santa Lucía. La verdad, lo encuentro bastante más hecho polvo que la vez anterior que estuve, no sé si lo tienen en obras o lo están apuntalando para que no se caiga, pero sigue teniendo unas vistas estupendas y un mural de azulejos que si no lo destrozaran con pintadas y demás estaría muy bonito.

Mirador de Santa Lucia Lisboa

Mirador de Santa Lucia Lisboa

Se va haciendo la hora de comer y nos acercamos a un restaurante peruano que hemos visto esta mañana, Se llama Qosqo  y está en Rua dos Bacalhoeiros 26A. Ya os hablé de él en la mini guía de Lisboa que podéis consultar en este enlace si queréis información más rápida de la ciudad.

Comemos genial, el dueño del restaurante nos explica que pasó unos años en Perú y que se trajo algunos chefs de allí para montar el restaurante, nos cuenta el tipo de pescado que compran para el ceviche, en fin, es muy amable y nos hace más amena la comida.

Restaurante Qosqo

Salimos llenísimos así que nos vamos paseando por la orilla del río, así disfrutamos de las vistas del puente 25 de abril, que recuerda un poco al Golden Gate.

Lisboa

Seguimos subiendo hacia el mirador de Santa Catalina y el elevador da Bica, uno de los que mejor se conservan de los varios que tiene esta ciudad para salvar los desniveles. 

Elevador da Bica, Lisboa

Queremos ir a ver atardecer al mirador de Sao Pedro de Alcántara, para mí uno de los mejores para esto. Cuando el amarillo del sol tiñe todos los tejados y fachadas a los pies del castillo es espectacular. Si tenéis tiempo os recomiendo reservaros una tarde para este mirador y disfrutar de este espectáculo que no olvidaréis.

Lisboa

Ya que estamos aquí nos tomamos un cóctel en el Decadente un bar restaurante que está en esta misma calle y en el que lo mismo te tomas una copa que cenas, que tomas el brunch. A mí me gustó mucho, y repetimos un par de veces o más.

En esta misma calle está el Pavilhao Chinés, otro sitio que no os podéis perder y que a nadie deja indiferente. Llamas al timbre para entrar, que no os eche para atrás su puerta roja, aunque lo parezca no es ningún puticlub ni nada así. Al entrar os encontraréis varias salas con vitrinas llenas de pequeños objetos de colección, desde muñecos, a máquinas de tren, dedales, lo que sea. A veces hay cosas hasta colgadas del techo. Su carta en sí ya es genial, decorado con dibujos art decó que hacen que te apetezca leerla entera más para ver sus ilustraciones que para elegir entre sus tantas variedades de tés, cafés y cócteles.

Pavilhao chines

Pavilhao Chines

Aquí os dejo un enlace de Facebook en el que mi hermano habla de sitios que ha estado y le han gustado mucho, la página se llama Sello de Calidad Forcén,  y podréis ver más fotos e información del Pavilhao Chinés, y de muchos otros restaurantes y lugares del mundo.

De aquí nos vamos al hotel a ducharnos y cambiarnos para salir a cenar. La verdad es que entre el calor y la caminata estamos bastante cansados, así que después de cenar nos tomamos un chupito de guinjinha en vaso de chocolate, de verdad, probadlo, es obligatorio jajaja,  y nos vamos a dormir a nuestra infame habitación. No fue una buena elección este hostal, no sé si nos tocó la peor habitación o eran todas iguales, pero lo único bueno que tenía era la ubicación. Se trata de la Pensao Estaçao Central, en la web tenía muy buenas fotos y parecía otra cosa, pero como digo, no sé si tuvimos mala suerte y nos tocó la más vieja, pequeñísima, hacía un calor que te morías, y no podías abrir la ventana porque entraban olores de cocina apestosos y además los extractores de los aires hacían un ruido infernal. Así que yo desde luego, no la recomiendo.

Bueno, nos vamos a dormir que mañana nos espera otro día movidito.

Guinjinha

2 thoughts on “Primer día en Lisboa

  1. ¡Gracias por la publicidad del Sello de calidad Forcén! Compartimos ese entusiasmo por Portugal, tiene una belleza y personalidad propia y arrolladora. Cualquier pueblo o ciudad del país merece la pena. Es inagotable. Y se come muy bien, je, je.

    1. Desde luego que sí, es un país que hay que visitar y no defrauda. A mí por lo menos. Espero que mucha gente entre a ver el Sello de calidad Forcén y le ayude en su elección de restaurantes y lugares para ver. 🙂

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *