22 de septiembre de 2017
Nos despertamos en el Motel 6 de Carpintería, está bien, en la línea de todos los de esta cadena y nos ha costado 73$ la noche. Vamos a buscar un sitio para desayunar y encontramos una especie de zona comercial. Entramos a una tienda que venden donuts y claro, cómo resistirnos, pero la bebida nos la compramos en el Starbucks. Hace sol y se nota que ya nos vamos acercando a Los Angeles porque hace mucho más calor.
Después de desayunar damos una vuelta por este pequeño pueblo que aparentemente no tiene nada, pero la playa y los apartamentos que están enfrente la verdad es que invitan a quedarse a pasar un día de relax.
No es el caso, así que nos ponemos en marcha y volvemos a Santa Bárbara. Ayer nos quedamos con ganas de ver algo así que por media hora que nos cuesta no lo vamos a dejar.
Fuimos a la playa y cómo no, estuvimos viendo el muelle de madera jajajaja, esto ya es adicción. En realidad el pueblo o ciudad no lo vimos, así que nos quedamos un rato por la playa y el muelle haciendo fotos y empezando a ver todas esas palmeras tan típicas de California.
Seguimos y paramos en Montecito. Y diréis y qué hay allí tan espectacular? Pues nada, pero os cuento otra de mis historias. Me encantan las reproducciones de carteles antiguos, y en mi habitación tengo uno muy chulo de una playa de Montecito. Es una imagen de propaganda de un hotel de los años 50. Cuando vi que íbamos a pasar por allí pensé en parar. Ya sabía que no iba a estar igual, pero la decepción fue cuando casi no encontramos ni playa. Es muy estrecha y casi no hay paseo marítimo. Supongo que más adelante estará la playa a la que correspondía el hotel, aunque ya no existe, pero tampoco nos pusimos a investigar mucho, la verdad. Esta zona es de poderío, igual que Santa Bárbara, así que vimos muchas casas de lujo y el hotel que perteneció a Charles Chaplin. No parecía gran cosa por fuera pero seguro que pagas el interior y la zona en la que está.
Nuestra siguiente parada está a hora y media de aquí, Malibu. Por la carretera ya vamos viendo playa pero todavía no hay muchas casas, pero paramos un momento, sacamos una cerveza de la nevera y nos bajamos a la playa a tomárnosla. Se está genial y nos apetece este descanso. Por fin playa y calor! Luego nos dimos cuenta que más adelante había unos carteles que ponía que no se podía beber alcohol en la playa. Pues hala, ahí hemos estado infringiendo la ley y tan anchos.
Tanto oír hablar de Malibú, tan glamouroso que sonaba y todo y llegas allí y hay una carretera con casas a los lados. La verdad que fue un poco decepcionante. Eso sí, las casas ya se ven de lujo aunque sea la parte de atrás. No es un sitio bonito, la verdad, al menos a mí no me lo pareció. Aparcamos bastante lejos del Pier, pero era el único sitio que encontramos libre y de casualidad. Yo iba ya con unas ganas de ir al baño que no veas, la cerveza había hecho de las suyas, y no había ni un sitio donde poder entrar. Al final nos metimos en los baños de uno de los restaurantes que hay en el Pier. Están fuera del local y aunque pone que son solo para clientes porque hay que teclear un código para entrar, aproveché cuando salía una mujer y me metí dentro. Así que venga, hoy es día de saltarse las reglas!
Los restaurantes que hay aquí son bastante caros, así que después de dar un paseo por el pier, nos vamos a uno que hay en el otro lado de la carretera, bastante cerca de donde estamos. Se llama Malibu Chiken y es una especie de KFC pero con el pollo de calidad. La verdad es que estaba muy bueno. Lo malo que no tiene baños, además ya lo pone a la entrada, así que si entráis tenedlo en cuenta.
Yo quería ver las típicas casas con las escaleras que bajan a la playa, las que salen en la serie de Dos hombres y medio, y no había manera de encontrarlas, y es que están en otra zona. Hay que ir a una urbanización que se llama Malibu Lagoon. Dejas el coche en el parking de pago de la entrada y vas andando hacia la playa. Y allí están, por fin veo la imagen típica de Malibu, nos ha costado pero lo hemos conseguido!
Hacemos unas cuantas fotos, un chico muy amable se acerca para hacernos fotos a los dos y nos hace una mini sesión jajaja. La verdad que pasear por este tramo de playa es una gozada porque flipas con las casas que ves. También aquí me hubiese gustado tener una, y ya van… cuántas en este viaje?
Seguimos camino para llegar a Venice Beach. Aunque en realidad nos tenía que costar 20 minutos llegar entre los atascos y el rato que nos costó aparcar tardamos bastante más.
Por fin conseguimos aparcar gratis en una calle paralela a la que empiezan los canales de Venice, así que ya que estamos empezamos la visita por aquí. Adivinad dónde quería otra casa. Es que es tan bonito! Algunas casas no parecen muy grandes, pero tienen su jardín, su embarcadero… es una zona monísima, muy tranquila aunque estemos algunos turistas paseando por allí, pero no está abarrotada ni nada de eso.
Salimos hacia la playa, y vamos andando metiéndonos ya en todo el ambientillo de Venice Beach. No os lo podéis perder! Era sábado y estaba lleno de gente, de música en directo, de grupos bailando, gente para todos los gustos, estrafalaria, divertida, atrevida, no sé cómo describirla, pero había de todo. Ahora sí que veo que estamos en Los Angeles. No sé si este ambientazo será el mismo todas las tardes o solo el fin de semana, pero si tenéis oportunidad de ir en fin de semana aprovechad porque es toda una experiencia.
Y por fin cumplo otro sueño, el de subir a una de las casetas como una vigilanta de la playa más, jajaja.
Además de pasear, mirar, divertirnos y hacer un montón de fotos y videos vimos el atardecer más bonito de mi vida. Es increíble lo naranja que se pone aquí el sol, nunca lo había visto así. Me voy enamorada de los atardeceres americanos en general y los de Los Angeles en particular.
Aprovechamos todo lo que podemos, pero aún tenemos que ir al motel, descargar las maletas y todo, así que vamos tirando, supongo que cruzar la ciudad no será rápido. Media hora cuesta llegar.
Vamos al Coral Sands Motel. Os lo recomiendo.Cinco noches nos costaron 571,75$.Está bien ubicado, aunque no vayas a poder ir andando a ninguna parte, pero tienes el metro en la esquina y parking gratis dentro del hotel. También hay un Starbucks que nos venía genial para desayunar todos los días, y un supermercado que algún día también nos fue bien para comprar alguna cosa. En el motel hay una piscina, que no llegamos a usar porque estaba el agua bastante fría y un jacuzzi en el que sí que nos metimos y venía genial para descansar, pero ya os lo contaré en su día.
Salimos a buscar algún sitio para cenar, no sabíamos muy bien qué había por la zona y resulta que estábamos muy cerca del barrio tailandés. Nos metimos a uno que estaba bastante lleno, se llama Thai Patio, y pensamos que sería porque estaba bueno, pero la verdad que son los peores pad thai que he comido nunca. No sé, ya nos pasó en San Francisco pero los tailandeses de aquí estaban malísimos todos los que probamos, supongo que no elegimos bien.
Y después de esto a descansar que mañana tenemos un día entero para descubrir Los Angeles!