18 de septiembre de 2017
Después de desayunar nos asomamos a la calle a ver qué día hace. Tenemos suerte, parece que otra vez está despejado y va a hacer calor. Cogemos nuestras cosas y salimos pronto, hoy va a ser un día muy completo, vamos a ver algunos de los barrios más famosos de San Francisco.
Bajamos hasta la calle Market para coger el tranvía que nos llevará hasta el barrio de Castro. Hay que ir hasta la última parada y ya estamos en el corazón de este barrio conocido por ser donde se concentra la comunidad gay de San Francisco. Lo curioso es que todo empezó cuando la Armada de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial envió a esa zona a los militares excluidos por su condición sexual. También aquí empezó la lucha para los derechos de los homosexuales liderada por Harvey Milk, un gay que tenía una tienda de fotos en este barrio y que se involucró en defender los derechos de la comunidad LGTB. Hay una plaza dedicada a él en la entrada del metro.
Es un barrio muy interesante por toda su historia, aquí también podemos ver el Twin Peaks, el primer bar gay del mundo con grandes ventanas de cristal en el que no había que esconderse.
El LGTB History Museum, en el que se puede ver material de las campañas de Harvey Milk, códigos penales de mediados del siglo XX, y mucho más. El cine Castro, de estilo art decó, donde se proyectan películas de temática LGTB. Y también podremos cruzar por el paso de peatones más colorido del mundo, está entre Castro St. y 18ht St. Pintado con los colores del arco iris, símbolo de la comunidad gay, ocupa cuatro calles.
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Las banderas del arco iris adornan las fachadas de las casas de colores.
Seguimos subiendo y llegamos al barrio de Noe Valley donde hay casas de estilo victoriano y eduardiano. Me encantan, me compraría todas. En esta zona ya no hay tantas tiendas ni tanta animación como en la zona de Castro, es más un barrio residencial.
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Como a estas alturas ya os habréis dado cuenta nos encanta patear las ciudades, así que bajamos andando hasta Misión Dolores. Este es el edificio más antiguo de San Francisco, fundado en 1776 por misioneros españoles. Junto a él está la Basílica, más moderna, del año 1918. No entramos a verlas, había que pagar y tampoco nos llamaba tanto la atención.
El barrio de Mission tiene un poco de todo, tiendas curiosas, galerías de arte, y el antiguo cine Roxy donde se proyectaban, y se sigue haciendo, películas y documentales que en otros sitios estaban vetadas.
Nos fuimos a ver los murales de Clarion Alley. En realidad es un callejón entre las calles Valencia y Misión, si no vas atento igual ni lo ves. Los murales son muy chulos, imagino que irán cambiando, pero os recomiendo que vayáis de día porque es una zona en la que se ve mucho indigente y drogas, y aunque no tiene por qué pasar nada siempre es mejor evitar malos rollos no?
De aquí nos fuimos otra vez hasta el barrio de Castro para poder coger un autobús hasta Haight-Ashbury.
Este barrio tiene un rollo muy chulo. Aquí es donde se asentó la comunidad hippie, encontraréis muchas tiendas de ropa de este estilo, y de todas clases, porque aquí hay un poco de todo. Me recordaba un poco al barrio de Candem en Londres. Es un barrio muy alternativo con mucha mezcla de gente, culturas y estilos.
Como ya iba siendo hora de comer entramos en una hamburguesería muy chula, Vegan Burg en el 1466 de Haight St. Sí, todo comida y bebida vegana. La verdad es que estaba buenísimo, no os perdáis su limonada rosa casera. Además el local tiene su encanto con sus asientos de césped, artificial pero césped al fin y al cabo 🙂
En la esquina de las calles Haight y Ashbury podemos ver el famoso reloj que siempre marca las 4’20. Aunque hace poco lo arreglaron se volvió a parar al cabo de una semana a esa misma hora.
Este barrio me encanta, tiene tiendas para aburrir a cada cual más interesante. También aquí está la casa de discos Amoeba, como la famosa que hay en Los Angeles. Esta es más pequeña pero también tiene una gran variedad de música, puestos para eschucharla y hacen conciertos gratis.
Llegamos al final de la calle Haight y cruzamos para entran en el Golden Gate Park. Queríamos visitar el Jardín Japonés y un poco el parque, me encanta ir a los parques cuando voy a los sitios. Este es enorme y podéis encontrar de todo, un lago, el jardín botánico, un bosque en memoria de las víctimas del SIDA, una zona infantil con un carrusel de 1912…, vamos que es para echar el día si tenéis tiempo.
Empezamos a andar y no aparece por ningún sitio el famoso Jardín Japonés. Después de unas cuantas vueltas encontramos la entrada. Pensaba que era una jardín dentro del mismo parque y cuál es nuestra sorpresa cuando vemos que hay que pagar 9$ ! Bueno, ya que nos ha costado tanto llegar vamos a entrar. Primera desilusión de San Francisco. En realidad es un jardín bastante pequeño con cuatro pagodas y un puente. Vale, sé que cuando no me gustan las cosas soy bastante radical, pero es que me llevé una desilusión tremenda. La verdad, es bonito, pero pagar 9 $ para lo pequeño que es y lo que ves me parece un robo. Es mi opinión, ya sabéis que yo os lo cuento como lo siento, pero cada uno tiene sus gustos. Como siempre digo, hasta que no vas no sabes si te gusta o no.
Vamos a coger el autobús que pasa por allí cerca para ir a Alamo Square. Como veis hoy sí que le estamos sacando partido a la Muni Pass. La historia con los autobuses y tranvías es esta. Como no sabía bien qué autobuses había que coger, no llevaba apuntadas las líneas ni los números que iban a cada sitio, íbamos improvisando. Veíamos una parada y mirábamos si iba hacia donde queríamos ir. Cuando subíamos íbamos mirando el plano para saber si íbamos bien y por dónde parar más o menos y arreando. No tuvimos ningún problema. Además la gente super amable, como nos veían con el plano y mirando los nombres de las calles enseguida nos preguntaban si necesitábamos ayuda o sabíamos dónde íbamos. Así que era difícil perderse, hasta para mí! 😛
Nos bajamos y vamos andando hasta el parque desde el que se ven las famosas Painted Ladies. En realidad este término se utilizaba para los grupos de casas victorianas de colores, y en San Francisco hay muchas, pero son éstas las más famosas. Yo alucinaba viendo todas estas casas a cuál más bonita, algunas parecían la casa de los Monster jajaja. La verdad que esta arquitectura me encanta, podría pasarme el día mirando y fotografiando casas.
El parque desde el que se tienen las mejores vistas de las Painted Ladies está en una colina, el Alamo Square Park, desde allí arriba se ven perfectas, y sentarse en la hierba a descansar, tomar el sol y disfrutar del panorama es una delicia.
Después de un rato y unas cuantas fotos nos vamos a coger otro autobús que nos acerca al centro. Bajamos cerca de Union Square y vemos la zona comercial. El centro es como una olla a punto de ebullición, la gente, los coches, los tranvías tocando la campanilla, las tiendas, restaurantes… desde luego esto es el corazón de San Francisco y late a toda máquina.
Pasamos por el Lori’s Dinner y aprovechamos a entrar. Hacemos bien porque casi no hay gente y al rato se empieza a llenar. Comemos un sándwich y un plato de chile. Está bueno, tampoco es que me muera de gusto, pero está bien. Lo que mola es la decoración típica de los años 50.
Empieza a refrescar, por muy buen día que salga siempre por la tarde hay que abrigarse un poco, así que aprovechamos que estamos cerca del hotel y vamos a coger algo de abrigo. Y como nos pilla a dos pasos entramos a Chinatown por la Puerta del Dragón. Realmente parece que hayamos cambiado de ciudad, los bazares, las letras chinas, los farolillos, la decoración de dragones y la gente, todo es tan diferente.
Y al lado de Chinatown encontramos la zona de Little Italy, en el barrio de North Beach. Aquí los pequeños restaurantes y cafés italianos le dan una vidilla muy especial a todas las calles.
Pasamos por la Saints Peter&Paul Cathedral, en Washington Square. Me hacía ilusión verla porque en esta iglesia se hicieron las fotos de boda Marylin Monroe y Joe DiMaggio. No pudieron casarse dentro porque estaban divorciados anteriormente y lo hicieron en el ayuntamiento, pero las fotos de después las hicieron a las puertas de esta iglesia.
Estamos muertos de cansancio, hoy nos hemos pegado un tute de los buenos, así que cogemos un tranvía que nos acerca al hotel y aprovechamos a entrar en la lavandería que tenemos al lado para lavar algunas cosas, van pasando los días y ya se acumula ropa sucia. Y mira, la experiencia de estar en una lavandería como en las películas tiene su aquél 😛
Nos vamos a descansar que nos lo hemos ganado y mañana cumpliré otro de mis frikisueños 😉