Un fin de semana en París

La primera vez que fui a Paris, volví decepcionada, porque no había visto todo eso que contaban de lo bonito que es, del encanto que tiene, etc. Las siguientes veces cambié de opinión y me pareció una maravilla. Por eso quise volver este año, para celebrar mi cumpleaños y con mi chico, porque nunca habíamos estado juntos. Y he vuelto igual que la primera vez, totalmente decepcionada. Dónde está ese encanto? Dónde están esas calles con iluminación amarillenta que te transportan a otra época? Dónde está el encanto de Montmartre, con sus pintores y sus pequeños bistrots?

Fui queriendo ver un Paris trés chic, y me encontré un Paris trés abarroté. Evidentemente, todo eso que buscaba está, pero cuando llegas a cualquier calle y la encuentras sucia, o llena de tiendas de baratijas como las que venden en cualquier otra gran ciudad, cuando intentas pasear por Montmartre y te lleva el río de gente, la verdad, ni encanto, ni nada.

Consejo para viajar a Paris, o cualquier otra ciudad cercana, no vayáis nunca en fin de semana o cuando haya un puente en España. Es el horror!!

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En fin, y dicho esto, os contaré lo que nos dio de si el finde en Paris.

VIERNES

Salimos de Barcelona en el avión de las 10 de la mañana, en dos horas estábamos en el Charles de Gaulle. En principio llevábamos equipaje de mano, pero en el aeropuerto de Barcelona nos dijeron que nos iban a meter las maletas en la bodega porque no había sitio en la cabina para todas. No reaccioné en ese momento la verdad, lo que supuso que al llegar tuvimos que esperar en las cintas a que salieran como si hubiéramos facturado. Un rollo, porque nos hizo perder casi media hora. No pasaría nada si no fuésemos con el tiempo justo, y es que había reservado mesa en una brasería art nouveau que me apetecía comer para celebrar mi cumple. Me hacía ilusión comer en un sitio especial, y tan bonito como la Brasserie Julien

Total, que entre que recogimos las maletas, sacamos el billete del Rer, que por cierto, hay varias máquinas para sacar billetes aunque no están todas juntas, así que hay que fijarse porque en las primeras se hacen unas colas impresionantes, y además son bastante lentas, el caso es que perdimos bastante tiempo. Llegamos al hotel, dejamos las maletas y corriendo otra vez al metro para llegar al restaurante. Teníamos la reserva a las 14,30 y llegamos justos.

Por fin! Tenía ya un hambre y unas ganas de sentarme allí a admirar las vidrieras art nouveau, la decoración, la comida!… Y sale un tío muy maleducado diciendo que cierran a las tres y que no nos atiende. Le digo, es que teníamos reservado a las dos y media, y él insistiendo que no que no, que a las tres se cierra, pero con muy malos modos. Así que nos tuvimos que ir, sin comer, y con el mal rollo de que nos trataran de esa manera. Salimos y toda la calle llena de kebabs, de carnicerías halal y de supermecados , que ya no sabía si estaba en Paris o en Marrakech. En fin, pues vamos a buscar un sitio donde nos den de comer, porque claro, ya casi a las tres de la tarde, no había muchos sitios que te dieran de comer. Tampoco me apetecía comer pizza o hamburguesa, ya que había ido solo dos días quería comer algo más típico de allí. Así que nos metimos en una pequeña crepería que encontramos, Chez Suzette. Creo que hay varias, esta está en 23, bd Poissonière.Tenían un menú hasta las tres de la tarde que por 9,90€ te entraba un crepe salado, uno dulce, y la bebida. Eran las tres menos un minuto y ya nos dijo que no podía ser. Estos franceses son muy suyos. En España te lo hubiesen incluido. Bueno, pues comimos una galette, que es el crepe salado, y un vaso de sidra, nos salió un poco más caro que el menú pero estaba buenísimo, la verdad, menos mal que al menos habíamos elegido bien.

Seguimos con el paseo por el boulevard Poissonnière  y entramos a ver algunos de los passages couverts que hay a ambos lados, el Passage Panoramas y el Passage Jouffroy. El Panoramas es el más antiguo de todos, de 1799. Estos pasajes los construyeron para que las señoras pudieran ir de compras sin pasar frío y sin mojarse, ya sabemos que en París suele hacer mal tiempo. Son muy bonitos, hay algunos mejor conservados que otros, pero todos conservan tiendas antiguas de todo tipo. Salones de té, librerías, tiendas de juguetes, de ropa… y siempre se cuela alguna de recuerdos. Pero sí que guardan su encanto.

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Nuestra siguiente parada fueron las galerías Lafayette, más que por ver lo que venden por ver su impresionante cúpula de cristal art nouveau. El lugar es espectacular, con sus galerías abalconadas bajo la cúpula.

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Además desde la terraza que está en el séptimo piso se tienen unas bonitas vistas de París. Hay bar para poder sentarse a tomar algo, pero no es necesario porque hay mucho sitio para poder asomarse sin entrar a la zona de mesas.

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Después de hacer unas cuantas fotos nos fuimos paseando junto al gigantesco edificio de la Ópera Garnier y bajamos hacia la plaza de la Concordia. Enorme plaza en la que se encuentra el famoso obelisco egipcio de Luxor. Si habéis estado en Egipto habréis visto que a la entrada del templo solo hay uno. Pues el otro es el que se encuenta aquí.

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Desde aquí también hay una buena vista de los Campos Eliseos con el Arco del Triunfo al fondo. No pude hacer foto porque estaban haciendo un reportaje a una pareja de novios y me sabía mal salir en sus fotos 😛

Antes de llegar a la plaza de la Concordia quise entrar en la famosa pastelería Ladureé, otro precioso local que data del año 1862 que tiene fama de hacer los mejores macarons y chocolate de París. Pero había cola para entrar, así que me quedé con las ganas. Empezaba a hacer frío y quise ir a otra pastelería que había leído que hacían un chocolate muy bueno, pero cerraban a las 7 y ya no íbamos a llegar, así que me quedé con las ganas.

Seguimos caminando hacia la Torre Eiffel, y pasamos por la rue Cler, una calle peatonal muy cuqui llena de tiendas de alimentación y restaurantes. Todas con sus mostradores en la calle. Allí puedes comprar de todo, frutas, quesos, pan, pasteles, bebidas… Y estaba abierto hasta tarde, porque pasamos sobre las 7 ó más y todavía estaba todo abierto. Esa calle me gustó mucho, ahí si que encontré el encanto parisino, será que no había hordas de gente.

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Por fin llegamos a la torre Eiffel, lo que más me gusta de Paris. Diría que es mi monumento favorito de todo el mundo, será porque es el primero que vi y siempre había tenido muchas ganas, pero la verdad es que me tiene enamorada. Cuando llegamos ya estaba iluminada. Qué bonita es! Estuvimos por allí dando una vuelta, haciendo fotos cuando no nos acosaban intentando vendernos palos selfie, llaveros de mini torres en colores chillones, torres plastiqueras grandes, o cuando no te metían una rosa en los morros para que compraras, así en plan romántico.  Los jardines de delante estaban vallados, no sé por qué razón ni si llevan así mucho tiempo, pero había un trozo que estaba abierto y podías pasar para hacer una foto un poco chula, eso sí, había que rodear medio jardín para entrar.  Ahora tampoco puedes pasar por debajo de la torre si no pagas la entrada para subir. Yo creo que otras veces que he ido si que podías pasar. Supongo que está cerrado por los atentados y por seguridad, porque también había mucho militar armado por alrededor.

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Y de aquí nos fuimos andando hacia el hotel que estaba entre la torre Eiffel y la torre de Montparnasse, muy bien por cierto el hotel. Habitaciones pequeñas, pero muy limpio, cómodo y muy amables. Hotel Eiffel Segur. Lo reservé por Booking, como hago siempre. Lo de las cancelaciones gratuitas es una ventaja, la verdad.  De camino entramos a cenar a una Brasserie que tenía muy buena pinta y la verdad que cenamos muy bien. Yo pedí sopa de cebolla y boeuf Bourgignon, riquísimo! Mi chico pidió una ensalada que era gigante.  Café Carmine, si estáis por la zona os lo recomiendo. Barato no es, salimos a unos 24€ cada uno, pidiendo dos copas de vino, que allí es mucho más caro que aquí, pero por la calidad de la comida merece la pena. De ahí nos fuimos a tomar algo a una terraza en la que vimos que tenían cócteles a precios parecidos a los de España y allí estuvimos viendo como la gente enseguida hablan unos con otros y viendo la vida pasar.

Y ya a descansar, que mañana tenemos una visita que me hace especial ilusión.

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