Coronado por la Colegiata de Santa María la Mayor, encontramos el precioso pueblo de Alquézar, declarado conjunto Histórico Artístico. Entre sus calles medievales de piedra y rodeado por la Sierra de Guara encontramos todo lo necesario para pasar unos días de tranquilidad lejos del agobio de la ciudad.
Nosotros fuimos en octubre, cuando los colores del otoño hacen que aún se vea más espectacular. Además tuvimos la suerte de que nos hizo un tiempo estupendo, solazo y nada de frío.
Así que en cuanto llegamos aparcamos en un parquing que nos indicaron en el hotel, y nos fuimos a callejear, no sin antes disfrutar de la fantástica habitación del Hotel Boutique Maribel. En el pueblo encontraréis varios alojamientos con encanto, pero si se trata de una ocasión especial os recomiendo éste. Nos tocó la habitación de la buhardilla, y aunque si no andabas con cuidado corrías el riesgo de darte algún cabezazo que otro, era tan bonita que nos daba igual. Además todas las habitaciones tienen bañera de hidromasaje, lo que está muy bien para relajarte después de recorrer las empinadas calles del pueblo. Y el desayuno, espectacular. Todo recién hecho, el zumo, las tostadas, tortilla… y con productos del Somontano. La mermelada de melocotón es la mejor que he probado en mi vida, de hecho me traje un bote y de vez en cuando me la compro aunque resulte un poco cara, pero es que es deliciosa y natural, y eso se nota. Es de la marca ELASUN, D.O Somontano.
Venga, pues vámonos a disfrutar de esta villa medieval y para empezar nos tomaremos un vermú , que para eso estamos en Aragón y aquí eso es sagrado. Y ahora ya podemos seguir paseando y admirando las casas de piedra con sus aleros de madera, buscar las patas de jabalí que cuelgan en algunas casas como protección, o pasar bajo sus famosos callizos, que son habitaciones que unían las casas para poder escapar en caso de asedio, y también servían como almacén.
![]() |
![]() |
Y como no, la recoleta plaza Mayor rodeada de soportales bajo los que en tiempos se instalaban los comerciantes.
Como no estamos en temporada alta no están abiertos todos los restaurantes, pero aún así hay donde elegir. Al final nos sentamos en la terraza de La Cocineta, porque no podemos desaprovechar el buen tiempo que hace y las vistas que tenemos. El menú está bien en relación calidad precio y hay bastante para elegir.
La estancia en el hotel incluía una cata de vinos en las bodegas Alodia, en el pueblo de Adahuesca, a unos 3 kms de donde estamos, así que hacemos tiempo hasta que se hace la hora, y nos entretemos jugando con las hojas de los árboles que cubren una plaza por la que pasamos. Como críos.
Nos vamos a la cata, que está muy interesante y de paso nos damos una vuelta por el pequeño pueblo de Adahuesca, donde cuenta la leyenda que estuvo la casa de las santas Nunilo y Alodia, hijas de padre musulmán y madre cristiana que fueron educadas y criadas en el cristianismo. Cuando quedaron huérfanas su tío las obligó a seguir la religión del Islam y ellas se negaron, así que las denunció, fueron apresadas, decapitadas y abandonadas para que las comieran los animales salvajes, pero una luz impidió que se acercasen a ellas y los cuerpos permanecieron intactos. Arrojaron los cuerpos a un pozo y las aguas se consideraron curativas durante mucho tiempo. Milagros.
Volvemos al pueblo y nos compramos algo para picar en la habitación, que estamos cansados y hay que darse un baño relajante.
A la manaña siguiente, después del contundente desayuno, nos vamos a ver la Colegiata, que data del siglo IX. Decidimos no coger la visita guiada y verla por nuestra cuenta. Aparte de disfrutar de las maravillosas vistas podréis ver el claustro, del siglo XIII, con seis de sus capiteles que cuentan temas del Génesis, y pinturas de los siglos XV a XVI con temas de la infancia y pasión de Jesús.
![]() |
![]() |
Después nos vamos a hacer la excursión por el cañón del Río Vero. No tiene mucha dificultad, lo único la bajada hasta el cañón, pero tampoco es complicada, solo un poco empinada. Después solo queda pasear por los caminos y pasarelas admirando el paisaje que nos ofrece este lugar. La excursión no es muy larga, dura una hora y media, a partir de ahí lo que te quieras entretener, es una ruta circular y lo único que quien sufra de vértigo puede pasarlo mal en algunos trozos, porque las pasarelas van pegadas a la pared, son estrechas y algunas tienen altura. Si no es vuestro caso os recomiendo hacerla porque es muy bonita.
![]() |
![]() |
![]() |
Volvemos al pueblo y vamos a comer a la panadería L’Artica, aparte de muy buenas vistas tiene unos platos riquísimos y grandes. Hay bocatas, ensaladas, pizzas, huevos rotos.. Sale bastante bien de precio.
De camino pasamos por el Pasador de Casa Lailla, conocido como la eslizadera, porque tiene el suelo tan pulido y resbala tanto que se utilizaba como tobogán.
Os animo a que visitéis Alquézar, además podéis hacer muchas actividades, senderismo, catas de vinos, barranquismo… en fin, que seguro que no os aburriréis y lo pasáis genial. Ya me contaréis…
Me ha encantado. Alquezar es una maravilla