Hoy va a ser un día de mucha carretera, vamos a ir hasta Cala Gonone, pero iremos haciendo paradas en algunas de las playas más bonitas de la Costa Esmeralda.
Después de pasar la noche en el cuchitril al que nos mandaron los del Paduli Alvi, teníamos que volver a desayunar al hotel, que como ya conté en el post anterior no estaba en Cannigione sino unos kilométros antes. O después, según se mire.
Al llegar fue cuando nos dimos cuenta de que seguramente nos habían timado, nos sacaron de nuestra habitación una noche porque se supone que tenían que arreglar la alarma y no sé qué rollos, y cuando llegamos a desayunar vimos que la habitación estaba ocupada por otra gente. Muy listos. Dos reservas en una. A nosotros nos llevan a un sitio cutre y aprovechan la habitación para otros. Menos mal que luego la madre de la que llevaba el hotel se portó bien con nosotros y nos dió un montón de unos dulces que había hecho ella y que nos encantaron, y nos cobró un poco menos, creo que se moría de la vergüenza de cómo nos habían sacado de allí y vió que nos habíamos dado cuenta del chanchullo. En fin, con el coche cargado y el estómago lleno emprendemos el camino.
Llegamos a la Spiagga del Príncipe, una pequeña playa en forma de media luna de arena blanca, aguas cristalinas y rodeada de pinos y rocas. Se llega a un aparcamiento de pago del que no te puedes escaquear, pagas 1,50€ por hora, si te pasas un minuto, te lo cobran entero también. Así que decidimos estar una hora porque aún nos quedaba mucho camino por hacer y muchas playas que queríamos ver.
Hay que tener en cuenta que para llegar a la playa hay que bajar un camino un poco largo con piedras, tierra y empinado en algunos tramos, así que cuesta llegar unos diez o quince minutos, depende lo rápido que puedas bajar. El camino es estrecho, y si te toca una familia con abuela, niños, nevera y sombrilla delante, pues te cuesta algo más como nos pasó a nosotros. Al fin llegamos, la playa es preciosa, pero como empieza a pasar ya en todas está llenísima, y eso que son las diez de la mañana o poco más. Pillamos un hueco, ponemos la sombrilla y nos vamos a bañar en ese agua tan limpia. Nos fuimos pronto para seguir con la ruta.
Y después de salir es cuando empezó la aventura. La idea era ir a Capriccioli y luego a Liscia Ruja, nos pasamos el desvío a Capriccioli y pensamos en volver después, pero como siempre pasa, ya no vuelves. Intentamos entrar en Liscia Ruja y el camino es horrible. Un camino de tierra que no acaba nunca, en una sola dirección, si aparcas por algún hueco del camino, multa, como ya vimos que tenían algunos coches, si no, a pagar en los parkings que vas encontrando. Se veía bastante jaleo, y al final conseguimos salir por un camino horrible, cuesta arriba, lleno de tierra y piedras, y por supuesto ya lejos de Capriccioli, así que seguimos camino y pasamos de playa. Ya que se nos habían fastidiado los planes decidimos improvisar, y nos paramos en Porto Rotondo a ver qué había.
Es un pueblo parecido a Porto Cervo porque es como una gran urbanización, con algo menos de caché, pero también carero. Está majico para dar una vuelta si tienes tiempo, pero no lo recomiendo para ir de propio. Paseamos, tomamos un helado riquísimo y nos fuimos otra vez al coche.
Como llevábamos muchas playas apuntadas y todas son preciosas, decidimos ir a Cala Suaraccia. Está un poco escondida, pero es chulísima. Aquí nos escaqueamos de parking y lo dejamos por un camino que había cerca de la entrada, había más coches y no se veían multas, así que probamos suerte. Y la tuvimos porque no nos pusieron ninguna. Este parking costaba 7€, si vas a pasar el día bien, aún así me parece caro, pero íbamos a estar un rato así que, al camino.
Al entrar hay un pequeño bar que vende también pizzas, ensaladas y bocatas. Compramos un trozo de pizza y una bebida, y nos la comimos en la playa. Qué rica estaba! pero es que con esas vistas tan impresionantes todo sabe mejor.
Comimos, nos bañamos, descansamos un rato y seguimos hacia Cala Brandinchi. Esta es una de las más famosas, es una playa larga también de arena blanca y agua turquesa. La verdad que llega un momento que son todas tan bonitas que ya no te sorprenden. Parece que estés en el Caribe. Aquí también había mucha gente, pero realmente la playa es espectacular, me gustaría verla un poco más vacía, pero creo que como no vayas en febrero es casi imposible. También hay un restaurante, duchas y vestuarios y un club un poco pijo. Todo muy chulo.
Estuvimos casi todo el rato en el agua del calor que hacía, y además es que daba gusto bañarse ahí, a pesar de la multitud.
Seguimos camino y vamos a la Spiagga de La Cinta, pero nos cuesta encontrarla. El gps nos deja en medio de una urbanización, venga dar vueltas y cuando por fin encontramos un cartel que indica la playa no se ve ninguna carretera, así que dejamos el coche y vamos andando por el camino. Un calor que te mueres, y cuando llegamos vemos una playa llenísima de algas, que hasta olía mal de las que había, con gente y que tampoco nos decía nada, así que damos media vuelta y nos vamos. La verdad que hoy el día está saliendo un poco chungo, pero bueno, las playas que hemos podido ver las hemos disfrutado.
Así que nos vamos hacia Cala Gonone que es donde dormimos esta noche. Nos cuesta llegar porque el último tramo de carretera tiene muchísimas curvas, pero es un sitio espectacular. Aunque el pueblo en sí no es una maravilla, lo que llama la atención son las vistas, la situación que tiene.
Además vi que era un pueblo con mucha vidilla, yo me lo pasé muy bien. Después de ducharnos salimos a dar una vuelta y fichar restaurantes a ver que había, al final nos metimos en uno que tenía buena pinta y qué bien cenamos. Se llama Il Cormorano, en Vía Vespucci. Tiene una terraza muy agradable, y comimos un menú de comída típica sarda y unos espaguetis a la marinera. Todo buenísimo. Este día nos gastamos un poco más, pero mereció la pena.
Luego dimos una vuelta y nos metimos a un bar a tomar un cóctel, tenían una terraza y música en directo, estuvo muy bien. Y ya de vuelta, el helado que no falte.
Mañana es nuestro último día y haremos lo más divertido de todo el viaje, una experiencia única… qué será…? En el próximo post os lo cuento!.