De Frankfurt a Cochem

 

A pesar de que ayer por la noche llegamos a Frankfurt el viaje empieza hoy de verdad. Hoy es el día que iremos viendo pueblos y mercadillos. Ayer fue llegar, buscar el hotel y dormir.

Nos levantamos pronto para aprovechar el día y porque tenemos que recoger el coche antes de las 9h. Así que después de desayunar en uno de los numerosos bares y restaurantes que hay en la estación de Frankfurt nos acercamos a la oficina de Europcar para recoger el coche.

Nos dan un tiquet y nos explican que tenemos que ir a un parquing en la calle paralela a la estación, a la octava planta y allí recoger el coche. Lo encontramos enseguida, y un chico nos da las llaves sin decir ni dónde está aparcado. Vamos mirando matrículas y lo vemos , y me parece enorme! Vale, es un Nissan Micra, no es para tanto, pero a mí cualquier coche más grande que el mío o el Fiat Cinquecento ya me parece un tanque. Es de la misma marca que el que llevamos en la Costa Oeste, lo que me viene muy bien para saber cómo se pone en marcha, estos coches modernos que se encienden sin llave me vuelven un poco loca. Ponemos el navegador y el google maps, si así aún nos perdemos es que yo ya soy muy inútil, pero me fío más del Google, el del coche todo el rato nos quiere llevar por carreteras secundarias parece, así que al final lo quitamos.

Nuestra primera parada es Idstein, un pueblo a medio camino entre Frankfurt y Coblenza , del que había visto fotos y me pareció muy bonito. Me quedé corta pensando eso, es una maravilla! Además casi no hay gente, es viernes por la mañana, las cuatro casetas de Navidad están cerradas y solo vemos gente del pueblo paseando o haciendo sus recados y algún que otro visitante como nosotras haciendo fotos.

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Lo primero es intentar aparcar gratis, cosa bastante imposible en muchos de los sitos que hemos visitado, porque la mayoría son zonas azules. Al final por no dar más vueltas lo dejamos en una zona azul y nos vamos a buscar el centro. Al pasar con el coche hemos visto una calle que llevaba a la zona más céntrica, y ahora somos incapaces de encontrarla, andamos y andamos y cada vez nos suena menos lo que vemos. Saca el Google anda. Si es que…. Me pierdo hasta en un pueblo  🙄

Por fin llegamos, luego nos damos cuenta que en vez de ir dos metros a la izquierda hemos ido andando en dirección contraria y por eso nos hemos ido de madre. No pasa nada, en cuanto llegamos a la plaza principal se nos olvida todo. Ojiplática me quedo. Qué maravilla! Pero si parece que estamos en un cuento! Casas con entramado de madera, de colores, con decoraciones barrocas, calles empedradas, una fuente, un castillo….

Idstein

Idstein Idstein

 

Idstein

Empezamos a hacer fotos de cada rincón, vamos andando y la gente del pueblo enseguida se ofrece a hacernos fotos, o nos dice dónde tenemos que ir para ver algo interesante. O eso es lo que deduzco porque yo de alemán nasti de plasti, y ellos inglés hablan poco o nada. Aun así se ve la buena intención y se agradece. Este pueblo lo tiene todo.

Idstein

 

Idstein

Encontramos esta casa, que se construyó en 1620 para Heinrich Heer, el arquitecto del palacio de Idstein. Fue restaurado en 1990 y ahora es un hotel, el Höerhof, pero merece la pena entrar al patio y ver cómo era esta vivienda.

Idstein

Idstein

Paseamos un rato disfrutando de todas sus calles y casas, de las puertas decoradas de navidad y seguimos hacia Coblenza.

Idstein

Idstein Idstein

 

Idstein

En unos 50 minutos llegamos a Coblenza. Es una ciudad más grande, de hecho la tercera más importante de Alemania, se nota en el tráfico que hay en la entrada, así que para no perder tiempo metemos el coche en un parquing que vemos cerca del centro. Es el de un centro comercial, y nos cuesta caro, unos 5€ por dos o tres horas que hemos estado, pero bueno, no pasa nada. Nos vamos hacia la zona más antigua, y vemos las cuatro torres. Se llama así porque aquí se cruzan dos calles y en cada una de sus esquinas hay una casa barroca con un mirador.

Coblenza

Enseguida encontramos el primer mercadillo navideño. Bieenn! Es chiquitín, pero una monada, con sus casetas para comer, su belén giratorio, y ese olor a salchichas, vino con especias y dulces. Mmmm… venga un gluwhein, que para eso hemos venido! Me sabe riquísimo después de esperarlo tanto. Aprovechamos para comer allí, y pedimos unos bocatas de salchichas bratswurt y unas reibekuchen, que son como unas tortas de patata. Será que tenía hambre ya, pero está buenísimo todo.

Coblenza

Coblenza Idstein

Después de llenar el buche seguimos caminando y vamos viendo otros mercadillos, casi en cada plaza encontramos uno.

Itinerario y presupuesto Valle del Mosela

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En la plaza del Ayuntamiento encontramos este, que a mi amiga Concha le parecía una horterada y a mí me parecía de princesas. Qué pensáis? Jajajaja.

Coblenza

Aquí está la fuente Schängelbrunnen, donde alrededor de 1800 cuando Coblenza pertenecía a Francia se bautizaba a todos los niños con el nombre de Jean. En lo alto hay una figura de un niño escupiendo agua que siempre sale del límite de la fuente por lo que siempre suele estar el suelo encharcado.

Coblenza

Queremos ir a ver el Deustches Eck, que es el punto en el que confluyen los ríos Mosela y Rhin, estamos mirando el mapa a ver si nos centramos y un señor muy amable nos ofrece ayuda. Le decimos dónde queremos ir y nos indica mejor que el google maps, y eso que hablaba alemán, así que vamos dando un paseo por la orilla del río Mosela y por fin llegamos hasta la impresionante estatua que preside este saliente que parece la proa de un barco.

Coblenza, Deustches Eck

Después de estar un rato disfrutando del panorama nos vamos a por el coche, tenemos que seguir, esto de querer ver tantas cosas es lo que tiene. Ponemos rumbo a Burg Eltz, el castillo que he visto tantas veces en foto y que es una de las razones de hacer este viaje. Desde Coblenza hay unos 30 minutos, pero se nos está echando el tiempo encima porque anochece enseguida, son las 4 y el sol empieza a ponerse. Pensaba que igual llegaba a verlo con puesta de sol incluida, pero cuando llegamos al parquing, me doy cuenta que entre subir y bajar se nos va a hacer de noche y no vamos a ver nada, así que decidimos dejarlo para el día siguiente.

Así que media hora más y llegamos a Cochem que es donde dormiremos hoy. Llegamos de noche, claro, y al llegar vemos el mercadillo iluminado al pasar el puente, y el castillo a lo alto y parece todo tan mágico. Aparcamos en una calle al otro lado del río, gratis, y cruzamos para ver todo ese escenario de cuento.

Cochem

Cochem

En Navidad hay un belén con animales vivos en el castillo, pero no sabemos si vamos a tardar mucho en subir y tenemos que ir a la Pensión Schneider a las 6, así que no subimos por si acaso. Nos quedamos por el mercado y damos una pequeña vuelta por el pueblo a ver qué hay, luego volveremos a cenar. Entramos en la carpa que hay junto al mercado, ahí hay varios puestos de comida y mesas con estufas para comer. Hace frío y empiezan a caer cuatro copos de nieve.

Vamos a la pensión, dejamos las maletas, y ya volvemos más tranquilas al pueblo otra vez. Entramos a cenar en un sitio que tiene muy buena pinta, con mesas de madera y un ambiente muy de montaña, además los precios no están mal. Y cuando entramos como está lleno nos ponen al fondo en una mesa con mucha luz, cosa que detesto, que parecíamos las dos apestadas al final del local. Pero oye, tenemos hambre, frío, y no vamos a dar más vueltas, así que aquí nos quedamos. Menos mal que la comida está buenísima y echamos una risas diciendo chorradas sobre el tema. Pedimos una crema de calabaza cada una, y una flammkuchen para las dos, que es la tarte flambée de Alsacia, o sea, una pizza muy fina sin tomate. Yo pido para beber un vino Riesling, el típico de la zona, está buenísimo.

Cochem

Cochem

Cuando salimos apenas hay gente ya por la calle, el mercado está terminando de cerrar y no hay mucho más que hacer. Encontramos un bar con gente tomando algo, así que decidimos entrar a tomar otro vino. El bar me gustó mucho porque estaba decorado con chapas de anuncios antiguos y de la ruta 66, tenía su puntillo americano, lo que me hacía recordar el viaje anterior y desear volver otra vez.

Y aquí acaba nuestro día, nos vamos a descansar y así madrugaremos para aprovechar el día siguiente que tenemos muchos sitios para ir a ver.

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